jueves, 3 de marzo de 2011

EL DIÓXIDO DE CARBONO: EL PRINCIPAL CULPABLE

El carbón, el petróleo y el gas natural son combustibles fósiles. Los quemamos en nuestras calderas, fábricas, coches y centrales térmicas para producir calor y energía. Se llaman combustibles fósiles porque se han formado a lo largo de millones de años de los restos de plantas y animales enterrados bajo el suelo. Pero los combustibles fósiles contienen grandes cantidades de carbono y, cuando se queman, liberan la energía que han acumulado durante millones de años. Entonces emiten dióxido de carbono a la atmósfera. Este gas contribuye a aumentar el efecto invernadero. No sólo quemamos combustibles fósiles liberando dióxido de carbono a la atmósfera. También estamos destruyendo la selva a fin de ganar terreno para la agricultura. La quema de la selva es una verdadera tragedia para la Tierra, puesto que su combustión libera grandes cantidades de dióxido de carbono a al atmósfera. Además, desaparecen los árboles que podrían absorber este gas. Así, la deforestación contribuye doblemente al efecto invernadero. La selva nos ha proporcionado muchas sustancias de gran utilidad. También constituye el hábitat de muchas tribus que están desapareciendo y de una importante fauna.

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